|Por: Elena Fernández Silva, comunicadora de Cáritas Pinar del Río

Cuando asoma la vejez, y la jubilación, en el caso de las personas que han trabajado, la actividad física, mental y social no es la misma a la que se acostumbraron durante años. Queda un vacío que muchos consideran difícil de llenar, por eso es recomendable tener nuevas cosas que hacer, mantenerse activos.

Hacer manualidades es una de esas actividades, consideradas útiles para disfrutar de un envejecimiento activo, con múltiples beneficios a nivel psicológico, físico y emocional. Eso bien lo saben las animadoras e integrantes de los diferentes talleres de laborterapia que funcionan en la diócesis de Pinar del Río.

Creaciones
Propiciar estos espacios ha sido tarea del Programa de Personas Mayores (PPM) en la Cáritas diocesana.

«Por el año 2005 funcionaban los Talleres de costura y nos dimos cuenta que algunas mujeres también tenían habilidades para hacer manualidades. Entonces comenzamos los primeros grupos en

Guanajay y Quiebra Hacha, después se sumó La Palma y Pinar del Río, refiere Nora Martos, coordinadora del PPM, en Cáritas Pinar.

«Estos talleres promueven y motivan la participación de las mujeres, sobre todo de jubiladas, amas de casa e integrantes de los grupos de Personas Mayores. Encontraron ahí un espacio de crecimiento, realización personal, comparten como familia y se acompañan unas a otras», añadió. En la comunidad de Quiebra Hacha, la laborterapia es más que un taller. Se resume en aprendizaje, alegría, paz, seguridad y mucho amor.

Mirtha Barrera Castañeda, responsable del grupo «Manos de Amor», cuenta que iniciaron los talleres con niños para despertar la creatividad y mantenerlos concentrados en una tarea útil.

«Impartíamos la catequesis y después terminábamos con las manualidades. Este grupo hoy se mantiene y ha sido de gran beneficio. Ellos hacen sus propios regalos para fechas significativas: Día de las Madres, del Maestro, también confeccionan adornos para el árbol de Navidad de sus casas y de la Iglesia».

El grupo con los adultos mayores en Quiebra Hacha es referencia, sin dudas, en cuanto a calidad artística, trabajo en equipo, unión, fraternidad y caridad en favor de la comunidad.

Ensenanzas
«Hoy somos una gran familia con 34 miembros».

«Al principio fui invitando a las personas mayores, en su mayoría con problemas de enfermedad, o de soledad. Mi interés era ayudarlos a enfrentar la vida con amor, con fe y esperanza. Hoy somos una gran familia con 34 miembros.

«Nos vemos todos los días en el Ta Hi Chi y los martes, de 1:30 a 4:00 de la tarde, en el taller, siempre hacemos algo nuevo.

Además, reflexionamos sobre algún tema, compartimos cuentos, juegos y recetas de cocina».

«También realizamos exposiciones en otras parroquias, en escuelas, salas de video; celebramos los cumpleaños, a San Valentín, el Día de la Mujer, de las Madres, Navidades. En vacaciones hemos ido con la familia a la playa, al zoológico, al acuario y nos divertimos como la gran familia que somos».

El aprendizaje de técnicas manuales proporciona herramientas tanto para el crecimiento personal y espiritual como económico de las mujeres que integran los talleres.

«Empecé en este grupo por una vecina. Con ellas he aprendido a bordar, tejer, trabajar con papel, hacer manualidades. Eso lo hago después en mi casa y genero ingresos. Hay técnicas que se le pueden aplicar a las agarraderas, los pañitos de cocina y me quedan muy bonitos, muy finos», así nos cuenta Juana Evangelina Herrera, quien asiste desde hace varios años a los talleres que se imparten en la Casa de Promoción Humana» María Antonia Sojo» en la ciudad de Pinar del Río.

juana evangelina
«Me gusta aprender y enseñar lo que hago a la gente», expresa Clara.

Clara, por su parte, acumula saberes y técnicas para compartir con otras mujeres. «Me gusta aprender y enseñar lo que hago a la gente. Aquí aprendí mucho del bordado, pero también hago muñequería, papel maché y tejido».

Los talleres de laborterapia en la diócesis pinareña son verdaderos espacios de experiencia de vida. Como afirma la hermana Martha Arredondo, animadora del grupo de la ciudad pinareña, el propósito esencial es la promoción de la mujer: «que las mujeres se encuentren consigo mismas, con su creatividad, con lo que sus manos, su cabeza y su corazón puedan realizar.

«Yo les hago hincapié en que no todas tenemos la misma capacidad y agilidad; somos diferentes pero luchamos para que en el espacio cada cual aporte lo que puede y nos alegremos con eso. Veo el crecimiento, cómo se respetan y manejan las situaciones difíciles. Somos grupo y todas caminamos juntas».

Trabajo grupal
Los talleres de laborterapia en la diócesis pinareña son verdaderos espacios de experiencia de vida.

Desde 2007, en los talleres se convoca a concursos cuyos títulos revelan la riqueza de estos espacios de bienestar y fraternidad en la vejez: “Con mis propias manos”, “Lo bello y útil de mis servicios”, “Gracias a la vida” y más.

Las piezas creadas se exhiben en casas de cultura de la diócesis, parroquias y otros sitios con la apreciación de artistas locales que aplauden la originalidad del proyecto, la belleza y funcionalidad de las obras, el cúmulo de tradiciones en ellas, además de la satisfacción de compartir los dones y frutos de sus manos e ingenio. Así, se traza el camino de la vejez al ritmo del amor, el crecimiento y servicio, la solidaridad y la alegría de la convivencia comunitaria.

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