Viajar en el tiempo, ya sea al pasado o al futuro, es todavía un enigma para el hombre. Se trate apenas de una milésima de segundo o de treinta años como los que acumula el Programa Aprendiendo a crecer (Aac), en Cáritas Cienfuegos, la distancia resulta indescifrable, y a veces solo resta conformarse con viejos fotogramas, soñar en imágenes, y, sobre todo, vivir más a plenitud el presente.
Esto último fue cuanto nos propusimos al planear una excursión fotográfica por algunos de los talleres de Aac, en la Diócesis del centro sur de Cuba. Llegamos a cinco, de los casi veinte que existen, en busca de rostros e historias de personas en situación de discapacidad física e intelectual. Sin embargo, lejos del relato común en torno a sus “limitaciones”, en realidad nuestra travesía terminó por descubrir a los capaces.
Cámara en ristre visitamos los talleres Rayito de luz, de Cartagena (en el municipio de Rodas); Los chicos de Patrocinio, en la ciudad de Cienfuegos; Grupo Estrella, de Aguada de Pasajeros; y, por último, Con una eterna sonrisa y San Juan Macías, ambos de Trinidad. Las fotos capturan instantes luminosos en la vida de sus protagonistas, tejidos por la bondad y el amor que cultivan los espacios de Cáritas cual frutos preciados.
Fue una travesía maravillosa, disfrutando de las habilidades que han desarrollado.