Beneficiarios del programa GDH disfrutaron del verano antes del reinicio de la etapa escolar.

Por: Equipo de comunicación Cáritas Habana
Comienza la docencia nuevamente para los niños, adolescentes y jóvenes tras un caluroso verano, en el que se realizaron diversas actividades organizadas por las comunidades pertenecientes a la Arquidiócesis de La Habana, en las cuales participaron beneficiarios de los diferentes proyectos del programa Grupo de Desarrollo Humano (GDH) de Cáritas Habana.


La casa de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en Capdevila, municipio Boyeros, fue el lugar donde se desarrolló el Campamento de Verano “Color Esperanza”. En él participaron los adolescentes del Proyecto de Formación y Apoyo Educacional , junto a los niños y adolescentes del proyecto Familia de Amigos y Brotes de Amor y Esperanza, que tienen lugar en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Los Pinos y la Capilla de Fátima en La Guinera.
El campamento tuvo como objetivo principal el trabajo en equipo, para incentivar en los adolescentes el mejoramiento de las relaciones sociales, modales, puntualidad y creatividad, esencial para la mayoría de las actividades.

Los participantes tuvieron la oportunidad de compartir durante tres días los múltiples juegos y dinámicas, de competencia y de aprendizaje, conferencias educativas sobre medio ambiente y crecimiento personal, actividades creativas y recreativas de actuación, baile, karaoke, fiesta de disfraces, piscina y momentos de oración y retiro espiritual.


Mientras, en la Parroquia de San Judas y San Nicolás en Centro Habana y en la comunidad de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús de los Escolapios de Guanabacoa, en el municipio de igual nombre, organizaron el conocido ESPLAI, en el cual participaron niños, adolescentes y jóvenes de esas comunidades, algunos de ellos beneficiarios de la Guardería San José de Calasanz y de los proyectos Convivir y Haciendo Caminos que acompaña el programa GDH de Cáritas en esa localidad.
Los ESPLAI promueven, fundamentalmente, la educación en valores, la participación activa y el aprendizaje a través del juego. Fomentan también la autonomía, la solidaridad, la igualdad, el respeto, la responsabilidad y la cooperación, y otros valores que influyen en el desarrollo pleno y la formación integral de los niños y jóvenes.

De igual forma, en Managua se reunieron beneficiarios del proyecto San Eugenio de Mazenod, niños y adolescentes de la Iglesia San Isidro Labrador, y adolescentes de las comunidades vecinas de las Guásimas y de Guara. Allí , durante una semana, los muchachos tuvieron la oportunidad de realizar dinámicas, juegos tradicionales, lecturas, intercambios con adultos mayores de la comunidad, excursiones entre otras actividades que sirvieron para el esparcimiento y crecimiento espiritual de los participantes y los organizadores.
Seguramente, han sido experiencias enriquecedoras e inolvidables y los frutos abundantes tanto para los jóvenes como para los animadores.