Las sorpresas de Jarahueca

Ania Rabelo (ss.cc., formadora del Programa Grupos de Desarrollo Humano)

Santa Clara, 13 de abril de 2022— Muchas veces Dios te sorprende, pero anoche me sorprendió y de qué manera.  Estuvimos en Jarahueca, poblado de Sancti Spíritus donde hace tiempo las Siervas de San José tienen una obra extraordinaria.

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Hace años no me llegaba por allá, así que tan solo la invitación a participar de este Programa de Cáritas en nuestra Diócesis me traía una sensación de alegría. Por el trayecto Betty, su coordinadora, y Vanessa, la directora diocesana, me pusieron al tanto de las particularidades del programa Grupos de Desarrollo Humano (GDH y de la actividad que nos esperaba: nos encontraríamos con los padres de los niños que asisten al proyecto de apoyo escolar y dejaron una cosa bien clara: “pueden ser 5 o pueden ser 20”. Con ese pensamiento me quedé hasta llegar a la puerta del lugar.

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Aquí comenzó mi sorpresa, el sitio estaba repleto, más de 40 personas,  y me sentí dichosa y agradecí a Dios por darme la oportunidad una vez más de poder trabajar por el Reino. Después de esta sorpresa llegó otra, allí estaban no solo las madres, en la mayoría de los casos también los padres de los niños, verles al unísono hacer cada una de las dinámicas que se le presentaban era maravilloso.

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Se habló de los valores y la importancia de ser reflejo de ellos para nuestros hijos. Compartimos una hermosa dinámica en la que les vimos colocar los nombres de sus hijos en los corazones de cartón que llevarían en sus pechos, decir sus cualidades o debilidades  y pedir por ellos. Luego apareció la magia de la comunión, que se combina con la sorpresa de verme preparando junto a los corazones verdes una representación del valor de la amistad.

No importó si eran más jóvenes o más viejos, si yo era animadora, si ella era costurera o él trabajaba en el surco, tampoco importó que no nos conociéramos; juntos regamos las tres escenas que representaban la importancia de la amistad y hasta Marino, el más anciano del grupo, escribió una décima para el momento.

Anoche fui feliz y creo que todos lo fuimos. Agradezco a Dios por las sorpresas que viví y le pido bendiga a las hermanas, nos regale la dicha de más vocaciones y la alegría de multiplicar estos encuentros. Dios bendiga a estos niños y sus padres. Gracias Cáritas diocesana.

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