Hacer llevadera la soledad: un testimonio vívido
Por: Katiuska Fournier De la Cruz
La familia de Rafael Bertot está lejos. Sin embargo, él encuentra en Dios, sus recuerdos de compañía familiar y la ayuda a los demás, alicientes de vida.
“Yo me siento feliz ayudando a mis hijos y nietos. Me apasiona darles lo que necesiten. También me llena de regocijo la red de amigos que he creado gracias al Programa de Personas Mayores de Cáritas. No imaginan cuánto bien me hacen las llamadas que recibo de beneficiarios y otras personas que trabajaron conmigo porque eso me dice que hice bien mi trabajo. Siento orgullo de ello.”
Pepe, como cariñosamente le dicen, vive sus 76 años en una comunidad de Manzanillo y nos relata sus memorias de la mano de Cáritas, con una voz que transmite alegría:
“Cáritas descubrió un mundo totalmente distinto para mí. Conocer el Programa de Personas Mayores me abrió a una experiencia desconocida y hermosa. Mi familia me inculcó en la ayuda a personas pero desde que Dios abrió esa posibilidad en mi vida acepté este reto y fue una decisión acertada. En lo personal me ha permitido conocer a muchas personas y también ayudar.”
Una mirada a su trabajo como coordinador: https://caritascuba.org/?s=rafael+bertot&ct_post_type=post%3Apage
La migración en Cuba deja nostalgia y vacíos al interior de la familia
Al preguntarle acerca de su vida ahora, en medio de la soledad del hogar debido a la migración que envuelve a tantas familias cubanas, es visible un aura de nostalgia:
“Hace siete meses estoy marcado por la emigración que fraccionó a mi familia. Me afecta mucho su ausencia. Fui, soy y seré muy cercano a mis hijos y nietos. Me sentía y siento parte fundamental y protagónica en sus vidas y ha quedado un vacío muy grande. Y aun pensando que había superado ese estado, hay días o momentos que se ponen de manifiesto y mis ojos se nublan de lágrimas. Por eso tenemos que ser fuertes. La solución a vivir solos no la tenemos, por tanto debemos hacer como especie de un nuevo proyecto de vida.”
¿Cómo asumes ese proyecto de vida?
“Los mayores debemos pensar lo que podemos hacer para llenar las 24 horas del día, cosa que a veces parece imposible. Antes, le dábamos solución a los problemas de la familia y ahora al estar solos debemos pensar un poco en nosotros.
Consiste en organizar mejor las horas que dedicamos al sueño y al descanso (no es lo mismo), el tiempo para ir de compras (bodega, panadería, búsqueda de alimentos), para cocinar, limpiar y al aseo personal. No podemos limitarnos, son actividades casi obligatorias pero también hay que priorizar las sociales y de entretenimiento. En mi caso, trato de ir todos los días a la Iglesia, programo mis visitas a amistades, participo en actividades grupales con vecinos, hermanos de la Iglesia, escucho música o veo la televisión.”
Acerca del aprovechamiento de las capacidades mentales y físicas, la experiencia atesorada y las conexiones sociales, reflexiona este septuagenario que gestiona maneras de minimizar el daño de la soledad en la vejez:
“Pienso que he superado mucho haciendo las cosas que comentaba anteriormente pero insisto en hacer llevadera la soledad para mitigar el dolor y crear una especie de bálsamo en mi vida mediante un actuar positivo.
Misión desde la Pastoral de Cáritas Cuba
Desde la pastoral social de Cáritas, donde trabajé muchísimos años, mantengo labores asociadas al Programa de Personas Mayores. Soy Presidente del Consejo y es una responsabilidad en la que comparto mis experiencias y crezco en conocimientos sobre la vejez y cómo vivirla sana y activamente. También aprendo de la sabiduría de otros. Debo añadir que la oportunidad de conocer a tantas bellas personas de ese programa en todo el país me dieron otra posibilidad. La comunicación con muchos y el sentir su afecto y cariño ayudándome en este proceso de reorganización de vida ante la fuerte amenaza de la soledad, son esenciales en mi vida. El ir a misa a diario me ayuda muchísimo también.
Entre mis rutinas hoy está el acompañar a algunas personas muy ancianas o discapacitadas que considero como mi familia. Les hago los pagos digitales y conversamos sobre los problemas, los recuerdos, las alegrías. Así, me mantengo activo y en pasos de solidaridad.”
Con aires de broma comenta que entre sus proyecciones figura el viajar para visitar lugares de esparcimiento pero ante dilemas monetarios, se conforma con los viajes a la capital de su pueblo, Bayamo. Su mayor esperanza es reunirse nuevamente con la familia, mientras, Pepe insiste en paliar la soledad con ejercicio mental y físico, con gestos de bien al prójimo y la perenne compañía del Padre que lo impulsa a “echarle ganas a la vida”.
En la actualidad ¿qué hace Rafael?
Gracias a Dios, Pepe hace unos pocos meses logró reunirse con parte de su familia.
Camina hacia nuevas rutinas en su hacer pero con renovados sueños y proyecciones de vida.
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