Cáritas y la alegría del curso que termina
Fotos: Cortesía de Irayda Lina Cabrera
Por: Lianet Fundora Armas
El sábado Irayda Lina Cabrera emprendió el trayecto hacia el municipio de Perico. Desde temprano había concebido la jornada como un encuentro distinto.
Esta vez no impartiría el taller de manualidades Manos con amor, perteneciente al programa Grupo de Desarrollo Humano (GDH), sino que llevaría la magia del arte hasta el hogar de los beneficiarios de Aprendiendo a crecer para infundir aliento a dicho grupo.
Junto a Maritza Morra, responsable de Aprendiendo a crecer en el poblado, llevó un regalo de abrazos, colores y creatividad.
“La vocación de servir es única. Esta actividad de acompañamiento nos permitió sentir el amor que nos profesan. Incluso pudimos encontrarnos con miembros del taller de manualidades de GDH que al saber de la visita fueron felices a saludarme.
“Desde Alain, uno de nuestros beneficiarios, que lamentablemente perdió a su mamá, hasta Kadir, una pequeña Síndrome de Down y también Andy, la acogida resultó especial. ¡Llegó la maestra! exclamaban con una gratitud conmovedora. Juntos realizamos manualidades y propiciamos el diálogo con sus familias”, relata Irayda.
Testimonios como este inundan hoy la diócesis matancera como parte de las actividades de fin de curso de Aprendiendo a crecer y GDH, que celebran los logros de otro año de trabajo y anuncian la llegada del verano.
Excursiones a la playa, fiestas, juegos de participación, regalos y muchas otras sorpresas tienen lugar en disímiles parroquias gracias a las iniciativas de animadores y voluntarios.
Damos gracias a Dios por las vidas de estos hermanos nuestros. Que cada día sea un instante para que Cáritas Matanzas siga extendiendo su roce luminoso en el alma de quienes necesitan esperanza y ternura.
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