Profunda-Mente: motivos para el regreso a un lugar feliz

Desde hace casi un año este proyecto, perteneciente al Programa Aprendiendo a crecer en Cáritas Matanzas, ha llenado de alegrías las vidas de niños, jóvenes y adultos con Trastorno del Espectro Autista y sus familias.

Por: Lianet Fundora Armas

Fotos: Lourdes Abuín, Comunicadora de Cáritas Matanzas

Cada tarde de viernes la casona de Villa María, de Cáritas Matanzas, cobra vida. Puertas adentro, entre sus salones y su patio amplio donde germina un huerto, se abraza una gran familia unida no por los vínculos sanguíneos, sino por cada encuentro del proyecto Profunda-Mente, que no se cansa de derribar estigmas en nombre del amor y la inclusión.

El doctor Jesús David Tamayo Suárez, aguarda ansioso a los adolescentes y adultos autistas. Verlos llegar con ese brillo alentador en la mirada, resulta para él, su esposa Zairis y todo el equipo, los frutos más dulces de un proyecto que nació hace casi un año gracias a la voluntad de Cáritas.

Aunque faltan otros amigos, Ricardito, Karen, Jorgito, Paul y Gabriel se adentraron en Villa María junto a sus padres que describen la cita de los viernes como un oasis de paz y esperanza.

Las actividades comenzaron precisamente en el huerto que juntos han creado. Allí cada sensación les acerca a un universo exquisito: la textura de la tierra entre sus dedos, el olor a humedad cuando riegan las plantas y, según el doctor David, el elemento más importante: refuerzan el compromiso y el trabajo en equipo.

Más adelante correspondió el turno a la creatividad. Sobre la mesa hubo una fiesta de crayolas, de hojas de plantas y monedas que convidaron al grabado en papel. Así, poco a poco quedan listos los dibujos y se cumple el propósito de mejorar la motricidad fina, la autorregulación…

Esta vez el equipo les sorprendió además, con tareas como armar figuras al estilo Cubo de Rubik y recrear paisajes con fragmentos de papeles de colores rasgados, que dejaron un testimonio amarillo de soles, la ternura azul del mar y la imagen verdísima del campo.La última de las actividades fue el juego colectivo. Disfrutaron muchísimo al derribar los bolos, saltar la suiza, cantar y bailar.

Por supuesto, para los padres se concibió una oportunidad de aprendizaje. El doctor David, especialista de Primer Grado en Neurocirugía conversó acerca de las causas y posibles terapias actuales en relación con el Trastorno del Espectro Autista y propició un debate de los participantes en torno a sus experiencias.

Evelyn Méndez Castelo, coordinadora diocesana del programa Aprendiendo a crecer acompañó el encuentro

“Muchas gracias por esta jornada provechosa en todos los sentidos: en lo emocional, espiritual y práctico. ¡Qué gratificante sentir que el espacio se consolida y se sigue soñando y haciendo realidad esos sueños!» Escribiría después en el grupo de Whatsapp Regla María Hernández, psicóloga y mamá de Gabriel, uno de los jóvenes beneficiados por el proyecto.

Cada viernes los muchachos dicen adiós a la casona de Villa María y el doctor David y su equipo saben que el reto continúa, porque es preciso que el próximo intercambio supere aún más las expectativas. No obstante, les reconforta apreciar que hasta en el último abrazo persiste el brillo en las miradas.

Entonces, uno comprende que las despedidas en Profunda-Mente siempre están impregnadas de esa sensación increíble que queda en el alma cuando se desea fervientemente volver al sitio donde se es feliz.

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