El mundo de Alina

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 Equipo de Comunicación Diocesano

Guantánamo-Baracoa, marzo de 2022— Para Alina, beneficiaria del Programa Aprendiendo a crecer, en la diócesis de Guantánamo Baracoa, el aprendizaje de tareas domésticas es una motivación de vida para ser útil a su familia y servir en todo lo que puede. Por ello, en este tiempo de pandemia pone en práctica, desde casa, las habilidades aprendidas en su taller y se mantiene ocupada, activa y feliz.

Fregar, limpiar, elaborar arroz, lavar y picar verduras y vegetales, son tareas en las cuales aplica sus saberes, frutos del aprendizaje junto a las animadoras de su grupo que funciona en la Casa San Juan Pablo Segundo y de la educación inculcada por su familia.

“Me gusta mucho realizar labores domésticas. También riego las plantas y las mantengo bonitas”, expresa Alina con satisfacción, quien pasa gran parte del día en el entorno del jardín, la cocina y terraza de su hogar.

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“Ese es el mundo de Alina”, asegura su prima Elvira Perigot, en el cual se siente realizada y capaz de hacer muchas cosas. Así lo propiciamos, no hay cabida a la sobreprotección por el retraso mental que presenta, ni a sentimientos dañinos. La incluimos en los quehaceres, motivamos su independencia. Ella y su hermano gemelo están con nosotros desde que perdieron a sus padres. Juntos hemos crecido como familia, a partir del amor, respeto y cooperación”.

“Aquí todos nos apoyamos, tenemos un emprendimiento de elaboración de alimentos en el que cada uno tiene su tarea”, comenta con orgullo Elvira y continúa Alina:

“Mientras ellos trabajan, friego, mantengo la limpieza y miro cómo mi prima hace bizcochos y panqués. Yo quiero aprender. También estoy pendiente cuando llega el agua para llenar los tanques y no dejo llaves abiertas.  Además, me gusta cuidar niños, me sé una canción de las vocales y se la enseño a mi primita”.

Así es de voluntariosa y segura esta mujer de aspecto juvenil, carácter alegre y muy ágil para asumir las tareas hogareñas, las cuales, en los últimos tiempos, llevan siempre los autocuidados para evitar contagiarse del virus que afecta al mundo desde 2020.

Quienes leen esta historia de vida, quizás piensan que Alina permanece todo el tiempo en su mundo apacible en el interior del hogar, pero no, sale sola en busca de encargos, visita familiares y amigos. Esa es otra muestra de su autonomía, resultado también del taller Creciendo con amor, de Cáritas, en el cual la enseñan a socializar con otras personas.

Con sus animadoras aprende a combinar los colores y lo aplica al vestirse y organizar los objetos de la cocina. Al preguntar por sus preferencias, ella, sonriente, confiesa su gusto por los vestidos, sayas, muchas pulsas, aretes, le encanta estar bien arreglada.  Y de las artes—asegura— tiene una afición especial por la música y el baile de diferentes géneros como el cha cha chá”.

Alina se deleita, además, viendo la televisión, agrega la prima Elvira:

“Es impresionante su capacidad para interpretar novelas y otros programas, sin olvidar los textos. Lee muy bien y en el taller la incentivan a participar en concursos. Incluso ha escrito cartas a revistas y recibe publicaciones como regalo”.

Afecto, paciencia, inclusión, aprendizaje y ejercitación constante de los conocimientos son claves para lograr el entorno de armonía, cual mundo de paz y seguridad, a favor de personas con capacidades diferentes como Alina. Ella transpira felicidad, al sentirse acogida y amada por su familia y sus hermanos del grupo de Aprendiendo a crecer.

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Comunicación de Cáritas Diocesana
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