El Cajío y surgidero de Batabanó: realidades que precisan nuestra ayuda
Equipo de comunicación Cáritas Habana
La Habana, 29 de septiembre del 2022 – Parte del equipo de Cáritas Habana se hizo presente ayer en las localidades de El Cajío, en Güira de Melena (Artemisa) y Surgidero de Batabanó (Mayabeque), para la entrega de 116 módulos de alimentos y aseo, puestos al cuidado de párrocos, feligreses y voluntarios de Cáritas que realizan el cómputo de las afectaciones en estas zonas; las cuales figuran –junto a territorio perteneciente a Pinar del Río-como gravemente dañadas por el huracán Ian en su paso por el occidente cubano.

Los módulos entregados incluían alimentos, agua potable y aseo personal como parte de una primera ayuda consistente en recursos que puedan ser conservados por más tiempo. Ayuda que asimismo será continuada una vez se tenga el levantamiento por parte de las parroquias de los daños materiales y prioridades de las familias afectadas.

Aún se trabaja en la recopilación de estadísticas para hacer un levantamiento de necesidades que nos permitan ayudar de manera efectiva y acceder a fondos para ello. Puesto que algunos lugares permanecieron aislados por la penetración del mar, presentaron dificultades para establecer comunicación vía internet y sufrieron los perjuicios derivados de la falta de energía eléctrica que aún permanece en muchas regiones del país. Recordemos que estos informes preliminares son esenciales para organizar la caridad, saber exactamente cuántas familias sufrieron como consecuencia de la tormenta tropical Ian y qué recursos precisan más.

Pese a los contratiempos, una vez restablecidos los servicios de comunicación, ha sido vital el contacto con las comunidades a través de llamadas a los párrocos. Vía WhatsApp, los coordinadores de programa también han podido acompañar a los responsables de los servicios de Cáritas en cada zona y a los necesitados que estos reportan.

De acuerdo con los testimonios recogidos en El Cajío, el mar debe haber avanzado aproximadamente hasta un kilómetro hacia adentro, afectando además asentamientos de los alrededores como Buena Esperanza y caseríos cercanos (popularmente conocidos como «llega y pón»). Algunas de las viviendas cedieron muy fácil ante el paso del agua, pues venían marcadas por problemas infraestructurales de antaño.
En El Cajío, poblado costero de Güira de Melena, tres familias perdieron sus viviendas y todos sus bienes. Alrededor de 150 pobladores, aunque tienen su inmueble en pie, perdieron buena parte de sus pertenecías y electrodomésticos fundamentales, los cuales fueron alcanzados por el agua y dañados irremediablemente. Asimismo, aunque el mar ya se retiró, el salitre hizo su estrago en colchones para dormir, ropas, toallas, sábanas, muebles, etc.

En tanto, en Surgidero de Batabanó el agua consiguió avanzar hasta entre 26 y 30 cm en la calle principal. Ello significa que los pobladores más cercanos al mar vieron muchas de sus viviendas sepultadas y otros fueron rescatados por embarcaciones menores ante la inesperada subida del agua. En algunas calles se puede observar que los propietarios han expuesto sus ropas, artículos personales y camas, para intentar recuperarlas con el secado que proporcione el sol.

En Surgidero las principales afectaciones reconocibles guardan más relación con la entrada del mar, que con los fuertes vientos asociados a Ian. Por eso un buen número de hogares presenta dificultad con el acceso al agua potable y los servicios eléctricos han sido severamente dañados.

En la medida de lo posible Cáritas, desde su Programa de Emergencia y Ayuda Humanitaria, seguirá brindando sus servicios a estos hermanos que han vivido las consecuencias del reciente evento meteorológico. Encomendamos las difíciles horas que han vivido a Dios, y nos preparamos para seguir brindando socorro a las familias damnificadas.
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