Personas mayores: cuidados, respeto y valoración versus maltratos

Personas mayores: cuidados, respeto y valoración versus maltratos

AnyConv.com personas mayores 15J
Archivo de Cáritas Cuba

En medio de un creciente envejecimiento de la población cubana, en la cual los adultos mayores constituirán el 25 por ciento de la población total para el 2025, esas personas enfrentan fenómenos como las carencias de productos básicos, los altos precios que conllevan a la incapacidad de muchos para solventar sus principales necesidades y la emigración de los jóvenes de numerosas familias, lo que deja en condiciones de soledad a padres y abuelos.

Estas situaciones deparan un entorno desfavorable para ese segmento poblacional, cada vez más desprotegido y cuya subsistencia es, sin dudas, precaria, unida al abandono o a la deficiente atención que reciben por la escasez de recursos, escasa disponibilidad de tiempo e insuficiente apoyo familiar. Esos y otros factores se convierten también en formas de maltrato a las personas mayores que atentan contra su bienestar y esperanza de vida.

AnyConv.com portada personas m 15J
Archivo de Cáritas Cuba

Ante esas realidades que subyacen en Cuba y otras partes del orbe, muchas veces no reconocidas como manifestaciones de violencia  por quedar ocultas tras las cortinas del silencio e ignorancia, se instituye el Día de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemora cada 15 de junio para llamar a la reflexión en cuanto a los sufrimientos de los ancianos.

Para comprender la dimensión profunda de este tema es válido conocer que el maltrato es definido como los actos conscientes o no por los cuales las personas mayores sufren daños físicos, psíquicos o de privación de sus derechos.

AnyConv.com foto 01

Según estudiosos de este asunto, la violencia contra los ancianos no sólo se traduce en golpes, amenazas, gritos, el descuido de las necesidades básicas de alimentación, vestuario, aseo o atención médica; también persisten el abandono, aislamiento, la prohibición a salir de casa aún con condiciones físicas para ello, la imposibilidad de realizar y compartir sus ideas, proyectos de vida en la vejez, criterios, carestías.

A estos males también se suma la falta de participación en el entorno doméstico y en la sociedad en general, además de sufrir la apropiación del dinero por familiares que los dejan sin autonomía para solventar sus gastos básicos y, por tanto, los hacen más dependientes de otros. Tales manifestaciones de violencia tornan gris la existencia de las personas mayores, les roban alegría de vivir y el reconocimiento de su dignidad. 

Justamente inspirado en el respeto a ese valor intrínseco de los seres humanos, desde el Programa de Personas Mayores, perteneciente a Cáritas Cuba, se ahonda en esa realidad lacerante que es preciso cambiar.

Como parte del quehacer dentro de la Pastoral Social de la Iglesia Católica, esta institución se adentra no sólo en las necesidades materiales, sino en las espirituales y psicológicas de sus beneficiarios para contribuir a su bienestar con la promoción de prácticas que sean saludables y enriquecedoras.

Por eso, con miradas y acciones definidas, se rompe con el estigma de la degradación social de percibir a las personas que traspasan el umbral de los 60 años de edad como los pobres viejos, o el edadismo y estigmatización asociados a infantilizar a los adultos mayores, controlarlos y/o sobreprotegerlos.

Cáritas Guantánamo Baracoa, como en el resto de las diócesis del país, abre las oportunidades para que ellos aprovechen sus saberes en favor de otros como los espacios intergeneracionales y los talleres de corte, costura, manualidades y laborterapia.

También les ofrece desde formaciones y otras actividades herramientas para asumir, con optimismo y calidad de vida, el envejecimiento que conlleva al inevitable deterioro cognitivo y físico.

Las experiencias de más de dos décadas de trabajo del programa corroboran que esos procesos se pueden retrasar o atenuar a partir de las diferentes prácticas que permiten aprender nuevas habilidades y preservar otras, el mantenerse activos desde tareas que les son de utilidad física, social y económica; la socialización con varias generaciones, las charlas y talleres para proveerlos de conocimientos de autocuidado en pos de afrontar esta etapa en las mejores condiciones.

Se trata de resguardar la dignidad de quienes aportan sabiduría, esfuerzos, consagración para el bien de la familia y toda la sociedad; de contribuir a la promoción de estas personas por su integridad, competencias, habilidades y responsabilidades.

Multiplicar esos espacios saludables y armónicos, en los que también se incluye a la familia, es una manera de acercar a los mayores a un escenario seguro en su vejez.

Recordemos y guardemos en el corazón las palabras del Papa Francisco: Los ancianos son signos vivos de la benevolencia de Dios que otorga la vida en abundancia. La vejez es una estación para seguir dando frutos. ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!”.

Impactos: 0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *