El lápiz en la mano de Dios

El lápiz en la mano de Dios

Por: Katiuska Fournier de la Cruz

Esta entrevista anima y duele a la vez. Dios sabe cuánto andar he compartido con quien ahora responde a mis preguntas, cuyas respuestas casi conozco de tanto escucharla y acompañarla en su servicio desde el Programa de Personas Mayores, de Cáritas, en la diócesis de Guantánamo-Baracoa.

Mi entrevistada, Sully Expósito Aladro, es de esas personas que llevan a Cristo y la Virgen María tatuados en su alma y caminar. Jaranera, curiosa, atrevida, auténtica, comprometida con todo lo bueno e inesperado son calificativos que la desenvuelven en cuanta faena desarrolle. Y, claro, el apoyo e impronta de una familia ligada a obras de amor en su terruño y en Cáritas.

P: ¿Cuántos años de labor has asumido en esta institución?

S: Desde los 17 años, en estos momentos tengo 51, empecé a colaborar como voluntaria en el Programa de Atención a los Síndrome Down junto a mis tíos, que en aquel momento eran los coordinadores. Luego, en 1998, comencé a coordinar el Programa Infancia, que acompañaba a personas con diversas discapacidades y en el 2012 asumí la función de coordinadora del Programa de Personas Mayores. En este, llevo 12 años.

¿Por qué escogiste para tu vida profesional el servicio?

Colaborar en Cáritas me ha llenado de vida, de alegría, de motivaciones para ser mejor persona, más fuerte. He aprendido a estar al lado de quienes sufren, de los más vulnerables. Es una labor que exige esfuerzos, sacrificios, de dejar en ocasiones los asuntos familiares a un lado porque te atrapa pero es para un bien. ¡Cuántos rostros se alegran y regocijan cuando nos ven llegar a las parroquias y a comunidades intrincadas!

Para hacer este gran servicio hay que rezar mucho, entregarse a Dios, poner todo en sus manos; hacer un camino de espiritualidad, como dice la canción:

Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero .Toma mi vida, hazla de nuevo…”

P: En el trabajo con personas mayores ¿cuáles fortalezas y debilidades has experimentado?

“Cuando me preguntaron si podía coordinar el programa, me quedé callada y pensando que trabajar con personas mayores es un gran reto. Es un quehacer difícil. No tenía conocimientos, ni herramientas de cómo hacerlo. Hoy digo que es lo mejor que me ha pasado pues me ha enseñado cómo vivir y tener una mejor calidad de vida. Me llevo de cada grupo lo mejor de ellos.

Es un programa maravilloso porque las personas mayores constituyen una pieza importante en la sociedad, son trasmisores de sabiduría y experiencias; estar al lado de ellas es muy gratificante porque son agradecidos, aprendes, te ríes, te trasladas a otras épocas y tu estilo de vida mejora.

El acompañar a los mayores, servirles, empoderarlos en el medio social que habitan, tratar de incentivar en ellos motivaciones de vida y bienestar, me llena de gozo. Llegar a un grupo, a un servicio de comedor, a los talleres de costura y artesanía, a los microemprendimientos de jardinería, a los talleres de laborterapia y ver el rostro sonriente, que antes estaba deprimido, eso me encanta. Es una satisfacción que no se puede describir.

P: Si das una mirada retrospectiva ¿qué significas de tu historia personal desde Cáritas?

“Madre Teresa de Calcuta decía, yo soy un pequeño lápiz en la mano de Dios. Aprendí con el paso del tiempo, con los tropezones de la vida a escuchar a Dios. Fue una tarea difícil pero me dejé llevar por Él y por esa gran madre, la Virgen María, que me cuida paso a paso. Por eso, soy un pequeño lápiz en la mano de DIOS.”

Dicen que eres devota a la Virgen, que ella siempre te acompaña ¿es cierto?

Sí. Ella es la celestial princesa que me mira y anima a caminar. Le pido que me haga más humilde para realizar cada servicio, que me haga fiel hasta el extremo, como lo fue ella a los pies de la cruz junto a su hijo Jesús.

P: ¿Quisieras compartir tus mejores sueños en la nueva misión de vida que tendrás al lado de tus hijos, los que anhelas para Cáritas y tu pueblo?
“Seguir colaborando en Cáritas en cualquier parte donde me encuentre, no perder el sentido de servir.

Que Cáritas siga siendo esa institución de la iglesia que testimonia el verdadero amor de Dios hacia los que más sufren, que siga ayudando a descubrir en las personas su dignidad y valores.

Le pido a la Virgen que desde su altar del Cobre riegue la unidad a este pueblo, sus hijos claman ver una patria más justa y más fraterna.”

Ciertas emociones en mí pretenden arruinar el final de la entrevista. Sully, tan perspicaz como siempre, prosigue con unos ojos de antojo al pasado y presente, con una luz que suscita el sentido de la fe entre hermanos:

“Le doy gracias al equipo de Cáritas diocesana de Guantánamo – Baracoa por tener paciencia conmigo, por el acompañamiento y su apoyo, por estar siempre pendiente a las necesidades del Programa. Hicimos un buen equipo.

Gracias a Cáritas Cuba, al equipo nacional del Programa de Personas Mayores, a los coordinadores de las diferentes diócesis del país que desde los inicios me acogieron, compartieron su experiencia de trabajo, su sabiduría. Gracias por esas buenas formaciones. Siempre estarán en mis oraciones.

Termino con esta canción que es una especie de oración:

Qué detalle Señor has tenido conmigo
Cuando me llamaste, cuando me elegiste,
Cuando me dijiste que tú eras mi amigo
Qué detalle Señor has tenido conmigo
Te acercaste a mi puerta y pronunciaste mi nombre
Temblando te dije aquí estoy Señor,
Me hablaste de un reino, de un tesoro escondido
De un mensaje fraterno que encendió mi ilusión…
Paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás.”

Enmudezco. Una burbuja emocional oprime mi palabras… En otras horas, Sully confiesa cuánta falta le harán las aventuras de campo para compartir charlas, ideas, juegos, los chistes y abrazos a voluntarios y beneficiarios, incluso hasta los tediosos conteos y papeleos.

Ha tenido tiempo de despedirse de “sus viejos” de la Casa de abuelos, de ancianas fundadoras de los talleres que continuamente visitaba, de los responsables de servicios de comedores que, al enterarse de su partida, decidieron despedirse en directo tras varias horas de viaje desde sus comunidades intrincadas… Ha tenido tiempo de transmitir sus saberes, de hilvanar un testimonio con sentido profundo de fidelidad y componer pequeños milagros en nombre del amor.

Desde Cáritas, agradecemos su compromiso genuino y a Dios rogamos para que le conceda sus anhelos futuros.

Entrevista de Cuido 60 a la coordinadora que amplía la historia del Programa de Personas Mayores, de Cáritas Cuba.

https://www.cuido60.com/sully-exp%C3%B3sito-aladro

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