Atención a enfermos de Parkinson en Cienfuegos: Manos que sostienen vidas.
Desde hace diez años atrás, en la Diócesis de Cienfuegos, se toma de la mano a los dolientes de enfermedades como el Parkinson y se les acompaña en su travesía.
Datos de la última edición del Anuario Estadístico de Salud (2021) revelan que la enfermedad de Parkinson clasifica entre las 35 causas de muerte en Cuba —específicamente la número 16―, con alrededor de 690 decesos al año. Quizás Herminia, Juana María y Alberto ya hasta lo sepan, o no, y en cualquier caso se aferren a la felicidad sin importar la circunstancia.
Los tres integran el grupo de 40 beneficiarios del proyecto de atención a personas enfermas de Parkinson en esta Diócesis del centro sur del país, el cual es gestionado por Cáritas Cienfuegos desde hace una década. Comenzó en 2012 por iniciativa del sacerdote Francisco Ortiz Muñoz, el Padre Panchito, y desde entonces perfila servicios de acompañamiento y ayuda material y espiritual para sus miembros.
“Enfocamos la labor en dos vertientes: la asistencial, dirigida a solventar, en lo posible, las necesidades de alimentos, medicinas y productos de aseo. A veces no logramos satisfacerlas en su totalidad, por la difícil situación económica de hoy día, pero sí resulta un apoyo que agradecen mucho.
“La otra dimensión del proyecto —explicó Pedro Sánchez López, coordinador diocesano en funciones— consiste en enseñarlos a vivir con este padecimiento: cómo asumirlo, cuáles son los hábitos y conductas más saludables, qué cuidados puntuales deben tenerse. Para ello, realizamos conferencias, talleres y conversatorios, moderados por médicos especialistas”.
Junto a tales espacios de socialización, las actividades culturales y recreativas propician el diálogo, el espíritu de confraternidad y suman casi siempre nuevos integrantes. Así sucedió con Alberto Lázaro Alfonso Pérez, de 84 años, quien, tras conocer del grupo, aceptó la invitación a participar en la más reciente de sus acciones, la cual incluyó un paseo por sitios de interés histórico de la ciudad de Cienfuegos.
“Desde que fui diagnosticado con Parkinson recibí ayuda con los medicamentos, y ahora me he sentido bien solo por el hecho de compartir con otros hermanos que padecen la enfermedad. Al principio no estaba muy convencido, pero luego de vivir la experiencia, tengo que agradecerle a Dios por eso”, afirmó Alberto.
Similar gratitud transpiran las palabras de Herminia Álvarez Valdaliso, de 79 años, incorporada al proyecto en 2014, “cuando todavía —dijo― mi temblor no era tan acelerado: pintaba, confeccionaba tarjetas de felicitaciones para nuestros encuentros, ¡y para qué contarte!
“Aquí, las lecciones impartidas por médicos, logopedas, neurólogos, nos han sido útiles para asimilar el Parkinson (saber cómo sentarnos, acostarnos) y aprender a tomarlo de la mano, y no él a nosotros. Incluso ―confesó—, en ocasiones ni pienso que lo tengo, aunque sé que con el paso del tiempo la enfermedad avanza”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de una afección degenerativa del cerebro asociada a síntomas motores (lentitud de movimiento, temblores, rigidez, trastornos de la marcha, desequilibrio) y a otra amplia variedad de complicaciones no motoras. Además, no tiene cura, si bien existen fármacos, procederes quirúrgicos y de rehabilitación que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pacientes. “Comencé a padecerla hace 17 años, y aunque me he descompensado por la falta de medicamentos, consigo sobrellevarla. Influye mucho mi forma de ser: activa, optimista, dispuesta a apoyar en los quehaceres de la casa. Por eso disfruto tanto del grupo de Cáritas: somos una familia, compartimos, nos llevan a lugares que, de otro modo, sería imposible visitarlos, pues no están alcance
de nuestro poder adquisitivo; y apreciamos que esto favorece a todos”, expresó Juana María Estrada Fernández, de 82 años.
Al decir de la beneficiaria, le ha ayudado también a encarar temores propios de los enfermos de Parkinson. “En otros espacios —agregó―, uno se cohíbe por los temblores en las manos, así como por las dificultades para caminar y hablar. Sin embargo, el proyecto nos brinda un ambiente de inclusión y hermandad que pocas veces hallamos en el devenir cotidiano”.
Para los familiares más cercanos a estas personas, la atención ofrecida por medio de Cáritas Cienfuegos es igual de provechosa para ellos, quienes asumen labores de cuidado que pueden llegar a ser abrumadoras. Ilaria, esposa de Ramón Pérez Rodríguez ―diagnosticado con la patología hace quince años— dijo que para los dos representa “un estímulo grande participar en cada una de las actividades organizadas. Ni siquiera salgo de casa, paso días sin ir a la calle porque su condición me lo impide. Pero cuando nos invitan a los encuentros, eso nos motiva a ambos. Él, que tiene problemas para vestirse, hasta se pone solo los zapatos”.
Educar, prevenir y sensibilizar son hoy algunas de las acciones establecidas en las políticas de salud globales, con el fin de garantizar una respuesta integral a enfermedades como el Parkinson. En la Diócesis de Cienfuegos, diez años atrás, comenzó este andar, al tomar de la mano a los dolientes y acompañarlos en su travesía. Las huellas de Herminia, Juana María y Alberto indican el camino a otros.
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