Texto y fotos: Enmanuel Santos
Camagüey, 29 de julio de 2020- Hay historias de vida que a veces son pocos conocidas, pero que han sido tocadas por dones que solo Dios puede regalar, y solo ante Sus ojos alcanzan el verdadero valor para ser bendecidas. El testimonio de Leonor Addis González Estrada es de esos que enternecen la mirada del Padre del cielo.
Leonor es miembro de la parroquia “Nuestra Señora del Carmen”, de Florida, Camagüey. Ella, además de ser una cristiana consagrada al servicio a través de la catequesis en su comunidad, es actualmente Coordinadora del Grupo de intervención Social y Prevención de VIH-sida, de Cáritas en la Diócesis de Camagüey. Su historia y por qué regala su tiempo al servicio caritativo nos llega en sus propias palabras.
“Siempre me gustó estar vinculada a la iglesia, a sus pastorales y proyectos. Acá en Florida siempre ayudé en la catequesis de la parroquia y en todas las necesidades que surgieran. A Cáritas llegué en el año 2003, cuando me acerqué al Padre Manolo Puga y le conté la situación en que vivían los pacientes con VIH con los que trabajo en el municipio, que en aquel momento sufrieron el cierre del Sanatorio en Florida y se sentían como ovejas sin pastor. Por iniciativa suya, creamos el Grupo “Renacer”, para apoyar a personas con VIH-sida en el territorio. Aquella experiencia fue muy linda y difícil al principio, pero gracias a Dios pudimos impulsar el grupo y la experiencia se ha ido fortaleciendo con el tiempo”.
Vinculada laboralmente con el Ministerio de Salud Pública Municipal, Leonor trabaja con personas que conviven con VIH y desde allí ha creado un sentimiento especial hacia ellos, el cual ha extendido hacia los proyectos de Cáritas.
“Otro momento especial para mí fue en 2013, cuando me piden que sea coordinadora del entonces Proyecto Social de Apoyo a personas que viven con VIH en Cáritas Camagüey. El trabajo en las parroquias de la ciudad fue intenso y gracias a Dios pudimos fundar un Grupo en la cabecera provincial, que ya está cumpliendo un aniversario”.
Más, en el grupo “Renacer”, de Florida, está su corazón...
“Renacer reúne ya a varias personas que conviven con VIH, ha sido una historia de vida distinta, real, palpable. No siempre ha sido fácil, porque a veces cuesta el compartir en grupos, porque estas personas son seres humanos también y pasan crisis de autoestima. Recuerdo tiempos en que la Hermana Yani, de las Siervas del Corazón de María, iba y compartía con el grupo sobre todo temas de espiritualidad. También hacemos conversatorios con psicólogos profesionales que ayudan mucho. El año pasado falleció la líder del grupo, Ridenia, pero todos mostraron confianza y unidad para seguir adelante. Son experiencias que marcan la vida del grupo, de ellos personalmente y la mía”.
Quienes conocemos a Leonor, somos testigos de su carisma para tratar con los demás. Ella nos cuenta el secreto de su testimonio a través del Grupo Renacer.
“Los máximos responsables son los miembros de los grupos, ellos son los que hacen especiales tu vida, te enseñan y te llenan con sus historias. Agradezco también a los colaboradores del programa en las parroquias, a Cáritas a través de su propia directora, que siempre está dispuesta a apoyar, y lo más importante en un grupo y este siempre debe ser el sueño: es Seguir a Jesús sin hacer distinción entre las personas”.
La entrega de Leonor al proyecto de Cáritas Camagüey ha sido un testimonio de caridad con los propios beneficiarios que conviven con VIH. Ella se ha convertido en madre y hermana de cada uno de ellos, a tal punto que su trabajo fue reconocido por el Ministerio de Salud Pública de Camagüey, quien otorgó, a finales del año pasado, el “Premio Esperanza de Solidaridad”, al proyecto camagüeyano de Cáritas por promover la aceptación y convivencia con personas que viven con VIH.