Por: Equipo de Comunicación de Cáritas Guantánamo-Baracoa.
Guantánamo-Baracoa, 25 de febrero de 2020- Hace 38 años ya no son dos, sino uno solo. Hace 38 años comenzaron a construir la felicidad Elisa y Carlos bajo fórmulas de amor, respeto, confianza y comunicación.
“Escuchar a Dios nos ayudó mucho en la vida matrimonial. Lo aprendido con su Palabra conquistó cada paso de vida juntos, por eso desde que nos casamos visitamos la Pastoral Familiar en busca de consejo, protección y bendiciones”. Comenta Elisa.
De ella, adora Carlos su honestidad y sentido de justicia. De él, aprecia Elisa su alegría y dinamismo, cualidades que fortalecieron la relación y los motivaron a emprender labores como voluntarios de Cáritas en la Diócesis Guantánamo-Baracoa.
“Nos formamos como catequistas y desde 1998 desandamos comunidades del campo para ayudar en el camino de la evangelización. Este trabajo fortalece nuestra fe, aumenta la amistad y también los conocimientos sobre la Biblia”, refiere Carlos.
De esa misión vivieron disímiles experiencias, cuando el desconocimiento acerca del catolicismo frenaba los pasos de la iglesia y, aún así, continuaron junto a sacerdotes y otros hermanos compartiendo la luz del Evangelio en más de sesenta comunidades de la Diócesis, incluso algunas muy intrincadas, sin caminos trazados y azarosa geografía.
Esas dichas les ayudaron a superar la tristeza de no ver llegar hijos con el paso de los años, y a descubrir otros regalos de Dios en sus vidas.
“Nuestra fe nos alienta a amarnos más, nos acerca más a la familia y a las personas que nos rodean. Dios regala a nuestra vida aires renovadores. Es una vida diferente a la que esperábamos, pero más bella, más apreciada”, dice Elisa.
Y es que obrar en el bien, sembrar y repartir amor, multiplicar la caridad; depara a este matrimonio un sabor a felicidad única y placentera, una relación en la que agradecen a Dios por cada despertar juntos y bendecidos.